Como segunda parte de este triple Post, retomamos lo que en clases recientes hemos trabajado: la propaganda política. Me pareció pertinente copiar la defición oficial del Diccionario de la Real Academia Española respecto al termino en cuestión:
propaganda.
(Del lat. propaganda, que ha de ser propagada).
1. f. Acción
o efecto de dar a conocer algo con el fin de atraer adeptos o compradores.
2. f. Textos, trabajos y medios empleados para este fin.
3. f. Congregación de cardenales nominada De propaganda fide, para difundir la religión católica.
4. f. Asociación cuyo fin es propagar doctrinas, opiniones, etc.
Ahora bien, una vez que tenemos el termino bien definido es quizá necesario que nos preguntemos sobre el impacto de la propaganda en la construcción de un imaginario social. Es decir, sobre el impacto de esta herramienta sobre el "conocimiento común" de un grupo de individuos, un puebl
o o una nación.
¿Es la propaganda mala? Intrínsecamente no es mala, pero existe una línea muy delgada entre lo que es la difusión de las ideas y la imposición de las ideas. Quizá por el motivo más complejo de todos, porque la propaganda se libera en el espacio público, que es el espacio que pertenece a todos, es decir que nadie puede reclamar su pertenencia.
El problema, y quizá lo peligroso de este fenómeno, es que la propaganda puede impactar a todos por igual, tanto adultos, como a jóvenes, como a niños, y en cada uno de ellos generar un efecto distinto. Así, una pieza inofensiva de propaganda en la via pública, puede convertirse en una herramienta para penetrar en la mente de un joven adulto o de un infante, aún cuando él no lo sepa.
De más está decir que la propaganda ha sido utilizada con este propósito, si bien no siempre es el caso. ¿Alguna vez pensaron cómo impacta un desfile militar en un niño?
¿O una peregrinación masiva a un templo religioso?
¿O lo inocente de un dibujo animado?
Lo macabro es que algunas personas lo han pensado.
Imaginen si esta propaganda constante, además es acompañada por el peso de una juventud que es entrenada constantemente para servir a "un bien mayor".
En el siguiente Post, van a encontrar un documental en 5 partes sobre la Juventud Hitleriana.
Saludos,
El Profe
o o una nación.
¿Es la propaganda mala? Intrínsecamente no es mala, pero existe una línea muy delgada entre lo que es la difusión de las ideas y la imposición de las ideas. Quizá por el motivo más complejo de todos, porque la propaganda se libera en el espacio público, que es el espacio que pertenece a todos, es decir que nadie puede reclamar su pertenencia.
El problema, y quizá lo peligroso de este fenómeno, es que la propaganda puede impactar a todos por igual, tanto adultos, como a jóvenes, como a niños, y en cada uno de ellos generar un efecto distinto. Así, una pieza inofensiva de propaganda en la via pública, puede convertirse en una herramienta para penetrar en la mente de un joven adulto o de un infante, aún cuando él no lo sepa.
De más está decir que la propaganda ha sido utilizada con este propósito, si bien no siempre es el caso. ¿Alguna vez pensaron cómo impacta un desfile militar en un niño?
¿O una peregrinación masiva a un templo religioso?
¿O lo inocente de un dibujo animado?
Lo macabro es que algunas personas lo han pensado.
Imaginen si esta propaganda constante, además es acompañada por el peso de una juventud que es entrenada constantemente para servir a "un bien mayor".
En el siguiente Post, van a encontrar un documental en 5 partes sobre la Juventud Hitleriana.
Saludos,
El Profe
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